La relación con los progenitores, sobre todo en la infancia, puede marcar la vida de tal manera que puede llegar a influir en las filias y las fobias que se desarrollen en la etapa adulta, las filias y las fobias
El apego es una conducta que erige todo ser humano con el objetivo de buscar cercanía y seguridad en otro ser humano. Esta necesidad es básica, tan básica como comer. «De niños buscamos figuras de apego, generalmente nuestra madre y luego nuestro padre para que ellos regulen nuestras necesidades, nos abracen, den besos, nos acurruquen, nos cambien el pañal mojado, nos den pecho, etc» -explica Antonia González, bióloga, embrióloga y máster en Reproducción Humana del IVI y responsable de Psicofertilidad Natural.
Más tarde -continúa la experta- «buscamos que nos expliquen por qué siento tanta rabia cuando no nos resulta encajar esa figurita en el espacio correspondiente, queremos y necesitamos que nos ayuden a mentalizar, nos entreguen herramientas para socializar y ser empáticos con los demás y para sortear los conflictos».
La tarea de las figuras de apego son en extremo importantes y en palabras del Dr. Daniel Siegel: «las relaciones con nuestros padres modelan nuestro cerebro. Siguiendo esta explicación resulta muy compleja la tarea de se delega en las personas que cuidan o enseñan a menor en el proceso de crecimiento comos seres humanos. Sin embargo hay una buena noticia: la neuroplasticidad, es decir, la capacidad de las neuronas de ser plásticas, moldeables, nuevamente según la calidad del vínculo que se establezca. Desde ahí, la importancia de la psicoterapia para superar conflictos y traumas y de los Grupos de Crianza y Círculos de mujeres para acompañar a las madres en etapa de puerperio y crianza».
El trauma infantil genera graves secuelas físicas en el cerebro de los niños
Qué un niño tenga un apego desorganizado significa que manifiesta una conducta extraña, se acerca y se aleja repentinamente, se paraliza, ausencias de contacto visual, necesidad de contacto físico estrecho, de más grandes, se autoinfieren golpes o cortes, en la adolescencia puede presentar trastornos alimenticios, depresiones, ansiedad generalizada, trastorno de personalidad, alcoholismo, abusos de drogas, suicidios, diversas somatizaciones, como ataques cardíacos. Para que un ser humano llegue a esto, según el doctor Alan Soufre explica «debió haber existido trauma, es decir: negligencias por parte de las figuras de apego, abusos sexuaesl, abusos físicos y/o emocionales, cuidado intrusivo, problemas durante el embarazo y/o durante el parto, conductas incomprensibles o disociadas por parte del cuidador principal».
En resumen
La presencia de una madre o padre no resuelto emocionalmente y que establece una conducta desorganizada proyecta en el menor que este internalice ese comportamiento como una paradoja humana: «por un lado me dicen que me aman, pero me pegan los mismos que me protegen», explica la experta.
Estos niños generan lo que se llama un apego desorganizado, lo que aboca en un trauma, el niño comienza a disociar su personalidad y se va transformando en un adulto desorganizado o no resuelto. Y así se van repitiendo las historias de maltrato físico y emocional, al convertirse en una experiencia que se internaliza en el cerebro y se vive pero no se piensa en compañía de un testigo emocionalmente disponible, una figura de apego que ofrezca amparo y seguridad.
«La manera cómo nos relacionamos con nuestros hijos – explica la experta – tiene un impacto impresionante en las redes neuronales del cerebro de ellos, los malos tratos siempre dañan la mente humana».
La relación padres e hijos, ¿cómo afecta a la fertilidad?
«He visto mujeres que tenían el deseo de ser madre capado por la relación que tuvo con la suya» – explica Leslie Power, psicóloga clínica.
«Cuando en una familia muere uno de los progenitores a edad temprana, el hijo, por amor a sus padres, ocupa un lugar que no le corresponde. Un hijo siempre debe de ser hijo, nunca padre de su padre, ni marido de su madre», sostiene la experta. «En el caso que os comentaba antes, esta niña, viendo a su madre frágil y enferma, ocupó un lugar incorrecto en su sistema familiar, hizo de madre de su madre, por lo que cuando se hizo adulta, tenía un bloqueo emocional y físico hacia la maternidad» -explica.
«Ya había hecho de madre, ya había cumplido su ciclo, y no de la forma más sana para ella. Y este es solo un ejemplo, en todas las familias se altera el orden familiar. ¿Cómo se puede solucionar esto? Desde hace unos años – sostiene la experta – descubrí unas de las terapias más válidas que he vivido personalmente, las constelaciones familiares. Gracias a ellas, muchas parejas han podido superar traumas escondidos, han desbloqueado sus miserias, dando así lugar al equilibrio y la llegada del bebé».
En PsicoFertilidad Natural es una de las técnicas que se usan con algunos pacientes, y están dando muy buen resultado. Eso sí, hay que hacerlo con un constelador profesional y formado. «Nosotros – explica la responsable – tratamos a cada pareja siempre como un caso único y estudiamos todo tipo de variables, incluidas las psicológicas, claro está, para poder establecer los criterios de por qué no se está produciendo el embarazo» – concluye.