La bandera azul de Alloz, la primera para Navarra tendrá que esperar al menos un año. El Ayuntamiento del Valle de Guesálaz ha decidido no solicitarla y aplazar esta petición debido a algunos factores que requieren mayor análisis y consenso ciudadano.
El concejal de Turismo, José Antonio Zudaire, fue uno de los más activos en el debate celebrado el pasado 7 de junio. Zudaire destacó que no habían recibido notificación oficial de la ADEAC sobre la bandera azul, a pesar de las sorpresas y comentarios generados en la comunidad. Señaló varios puntos débiles y retos que enfrentar, incluyendo las reticencias de los vecinos y vecinas de Lerate debido al "efecto llamada" y por la falta de aprobación del PSIS (Plan Sectorial de Incidencia Supramunicipal) lo que achacaron al Gobierno de Navarra.
Zudaire también mencionó la necesidad de un plan de impacto medioambiental supramunicipal, ya que cualquier intervención afectaría a todo el embalse y, por ende, a dos ayuntamientos y sus playas. Además, resaltó la importancia de normativas anexas sobre tabaco, animales domésticos, accesibilidad, pasarelas y la contratación de socorristas con titulación especial, algo en lo que todos los grupos estuvieron de acuerdo que el coste de los socorristas debiera corresponder al Gobierno de Navarra.
Durante el pleno, se leyó un certificado de la secretaria municipal recordando que no había acuerdo plenario previo para solicitar la bandera azul ni para sufragar los gastos de socorrismo. Esto subrayó la necesidad de una mayor transparencia y participación ciudadana en el proceso.
El debate también abordó la preocupación del concejo de Lerate sobre el incremento del turismo y sus impactos, con Zudaire enfatizando la importancia de un turismo sostenible que mejore la vida de los residentes locales. La reunión concluyó con la decisión de posponer la solicitud de la bandera azul, destacando la necesidad de más deliberaciones y la creación de un comité de gestión medioambiental para abordar estos retos de manera integral.
El debate reflejó una profunda preocupación por equilibrar el desarrollo turístico con la protección medioambiental y la calidad de vida de los habitantes, destacando la importancia de una gestión participativa y transparente en el proceso.