El Gobierno de Navarra, a través del Departamento de Salud, ha activado el Plan de Prevención de los Efectos en Salud del Exceso de Temperaturas y de la Contaminación del Aire para 2024, que se mantendrá activo hasta el próximo 30 de septiembre y en el que por primera vez también se vigilará la contaminación atmosférica para reducir los efectos que esta tiene en la salud de la población.
La directora gerente del Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (ISPLN), Marían Nuin, presidió este jueves la reunión de coordinación de este plan, que contempla, además de la vigilancia ambiental y epidemiológica, una serie de acciones preventivas asociadas a los distintos niveles de riesgo con el fin de “prevenir los efectos negativos que los excesos de temperatura y la contaminación del aire tienen sobre la salud de la ciudadanía”.
En el encuentro, celebrado telemáticamente con los agentes implicados, participaron representantes del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea (SNS-O), la Agencia Navarra de Autonomía y Desarrollo de las Personas, la Dirección General de Interior, la Federación Navarra de Municipios y Concejos (FNMC), los ayuntamientos de Pamplona / Iruña y Tudela, el Instituto Navarro del Deporte y de la Actividad Física (INDAF), la Dirección General de Cultura, el Instituto Navarro de la Juventud (INJ), la Dirección General de Turismo, la Dirección General de Educación, la Dirección General de Economía Social y Trabajo, Cruz Roja y la Dirección General de Protección Social y Cooperación al Desarrollo.
Respecto a la contaminación atmosférica, que es un factor ambiental también con un gran impacto en la salud, el ISPLN está participando junto con el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente en la elaboración de un plan de actuación a corto plazo para estos casos. La contaminación, que está muy relacionada también con las altas temperaturas, produce a corto plazo irritación ocular y de las vías respiratorias, dificultad para inhalar y, a largo plazo, un mayor riesgo de enfermedades tanto cardíacas como respiratorias, así como de padecer algunos cánceres.
De este modo, cuando se prevea que se vayan a superar determinados umbrales y criterios establecidos en la normativa, el instituto informará a la población de las previsiones de calidad del aire desfavorable con el objetivo de minimizar el impacto que esta contaminación pueda tener en la salud. Las fuentes de información para ello serán las previsiones de la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología) y los datos de las 11 estaciones de la red de calidad de aire de Navarra, que medirán diferentes contaminantes, entre los cuales destacan el ozono y las partículas en suspensión.
Actualización de umbrales de temperaturas máximas
El plan frente al calor de este año contempla una nueva reorganización geográfica. El Ministerio de Sanidad ha actualizado la temperatura umbral de la Comunidad Foral (34,8ºC) y durante la temporada tiene previsto establecer un ámbito de aplicación geográfico en base a zonas de meteosalud -que coinciden con las zonas de meteoalerta definidas por Aemet-, con umbrales de temperatura máxima para cada una de ellas.
Así, en la Vertiente Cantábrica el umbral de temperatura máxima –aquella temperatura a partir de la cual se observa un incremento de la mortalidad– se sitúa en 29,8ºC; en el Pirineo, 31ºC; en el centro de Navarra, 31,9ºC; y en la Ribera del Ebro, de 34,1ºC. El 35% de los casos atendidos por patología de calor, en el trabajo
El ISPLN recalca la importancia de tomar medidas de prevención frente a las altas temperaturas que pueden registrarse en esta época del año, incidiendo en los colectivos más vulnerables: la población mayor de 65 años, las personas que tienen una enfermedad crónica, lactantes y menores de 4 años, así como embarazadas y trabajadores que permanecen durante su jornada expuestos al calor.
No obstante, recuerda que cualquier persona puede verse afectada. El calor excesivo puede provocar una respuesta fisiológica insuficiente, afectando a las funciones vitales y provocando, entre otras alteraciones, calambres, agotamiento, deshidratación, piel caliente y enrojecida, etc. Si a pesar de haber cesado la exposición, los síntomas persisten o aparecen alteraciones de la conciencia, pulso rápido y débil, respiración rápida y superficial, hay que avisar al teléfono de emergencias (112) para evitar un posible golpe de calor, sostiene Salud Pública.
El año pasado se notificaron 92 casos de patología asociada al calor (62 en hombres y 30 mujeres), de los cuales el 66% tenía entre 19 y 64 años. Tras considerar que fue “un verano más benévolo que el anterior” en ese sentido, Nuin destaca que el 35% de los casos atendidos se produjeron durante la actividad laboral; el 30%, por realizar actividades lúdicas como tomar el sol, salir a pasear o ir a la huerta; el 17% fueron en el domicilio; y el 13%, realizando ejercicio físico. De los 92 casos registrados, seis requirieron ingreso y no hubo ningún fallecimiento por golpe de calor. “El 56,5% de las personas atendidas no tenía ningún factor de riesgo añadido”, apunta Nuin. Atención especial a las personas vulnerables
Por todo ello, para prevenir los efectos en la salud de las altas temperaturas, Salud Pública incide en la importancia de protegerse del sol y evitar salir a la calle y hacer esfuerzos físicos en las horas de más calor, beber más agua y líquidos frescos sin esperar a tener sed; evitar las bebidas alcohólicas, con cafeína y azucaradas; así como llevar ropa holgada con tejidos ligeros.
También aconseja contactar con las personas mayores al menos dos veces al día para garantizar que están siguiendo estas medidas, recuerda principalmente a este colectivo el riesgo de permanecer sentado en un banco a pleno sol y señala que todos los materiales con recomendaciones están disponibles en la página web del ISPLN.
En el ámbito laboral recomienda, entre otras pautas, planificar los trabajos teniendo en cuenta las previsiones para programar las tareas más pesadas en los momentos de menos calor; asegurar en interiores el correcto funcionamiento de la climatización y ventilación; y, en exteriores, habilitar zonas de sombra.
Además, los trabajadores y trabajadoras deben poder adaptar el ritmo de trabajo a su tolerancia al calor, descansar en lugares frescos varias veces a lo largo de la jornada, cesar la actividad si notan los síntomas previos a un golpe de calor (calambres, mareos, piel fría y mojada de sudor, fatiga excesiva, náuseas…), hidratarse y protegerse del sol, entre otras acciones.
Por último, resulta muy importante que las empresas garanticen una vigilancia específica de la salud, en relación a la exposición a temperaturas extremas, con especial atención a la población trabajadora vulnerable.
Este plan se impulsa cada año, desde 2004, a raíz de la ola de calor registrada en Europa en el año 2003, que produjo un importante incremento de la mortalidad. Su contenido se desarrolla en colaboración con el Ministerio de Sanidad, la red sanitaria, los servicios sociales, ayuntamientos y entidades. Además, se trabaja conjuntamente con el proyecto europeo LIFE-IP NAdapta-CC (2017-2025), que se centra en la prevención de los efectos del cambio climático en diferentes ámbitos, como la salud y, en este caso, la exposición a las altas temperaturas.
También se enmarca dentro del Plan Estratégico de Salud y Medio Ambiente del Ministerio de Sanidad, que en su programa de actuación 2024-2025 establece entre sus acciones a desarrollar en el marco de las temperaturas extremas, la caracterización y evaluación de las zonas de meteosalud, así como integrar la calidad del aire en el sistema de información sobre temperaturas extremas, con el fin de considerar el efecto sinérgico entre las temperaturas extremas y la calidad del aire en la salud de la población.