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Exhumado el cuerpo de Antonio Ferrer Molina, cenetista de Carcaixent, en el Cementerio de las Botellas del monte Ezkaba

El Cementerio de las Botellas fue construido en la ladera norte del monte Ezkaba para dar solución a las defunciones

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  • Familiares de Antonio Ferrer. En el centro, sosteniendo sus restos, su hija, Consuelo Ferrer
  • El Instituto Navarro de la Memoria entrega a sus familiares los restos del valenciano, fallecido en mayo de 1944, tras su traslado desde la prisión de

El equipo técnico de la Sociedad de Ciencias Aranzadi exhumó en la mañana de ayer, domingo 10 de noviembre, los restos de Antonio Ferrer Molina, a solicitud de sus familiares al Instituto Navarro de la Memoria del Gobierno de Navarra. Antonio Ferrer era natural y vecino de Carcaixent (Valencia), estaba casado con Consuelo Alcoy y tenía un hijo. Militante de la CNT, fue juzgado por rebelión militar en consejo de guerra celebrado en Valencia el 31 de agosto de 1941, del que resultó condenado a 20 años de reclusión mayor. Aquejado de tuberculosis y procedente de la prisión de Teruel, el 17 de marzo de 1944 ingresó en el Fuerte de San Cristóbal, convertido ya en sanatorio penitenciario. Allí falleció el 22 de mayo de ese mismo año. Fue enterrado en el Cementerio de las Botellas, en la fila 4, enterramiento nº 85.

En la entrega, los familiares de Antonio Ferrer, entre ellos su hija Consuelo Ferrer Alcoy, recibieron los restos del miembro de la CNT represaliado de manos del equipo del Instituto Navarro de la Memoria, enmarcado en el Departamento de Memoria y Convivencia, Acción Exterior y Euskera.

El Cementerio de las Botellas fue construido en la ladera norte del monte Ezkaba para dar solución al serio problema que planteó el elevado número de defunciones de presos en el Fuerte como consecuencia de las pésimas condiciones de salubridad del lugar. La escasísima alimentación, la humedad, el frío, la falta de higiene y las plagas provocaron una importante mortalidad, sobre todo por enfermedades infecciosas, pese a que la mayoría de los penados eran varones jóvenes que, en condiciones normales, no deberían haberse visto afectados. En un primer momento, los presos eran enterrados en los cementerios de las pequeñas localidades de la Cendea de Ansoáin, hasta que su saturación obligó a las autoridades militares a buscar otra solución: la construcción de un cementerio junto al Fuerte. A partir de mayo de 1942, 131 presos fueron enterrados en este lugar, hasta el 3 de julio de 1945.

A partir de 2007, las asociaciones ‘Txinparta-Fuerte de San Cristóbal Red de Memoria Colectiva’ y Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra (AFFNA 36) y la Sociedad de Ciencias Aranzadi comenzaron las tareas de prospección, exhumación y localización de familiares, que se prolongaron durante varios años. En 2007 se recuperaron cinco cuerpos, en 2010 se exhumaron 37, otros dos en 2012 y uno en 2013. A estos 45 presos exhumados a solicitud de sus familiares, hay que añadir la exhumación de Francisco Mira Pons, en agosto de 2023, y la registrada ayer de Antonio Ferrer Molina. 

El Instituto Navarro de la Memoria hace un nuevo llamamiento a la colaboración, tanto para la localización de posibles fosas, como para encontrar familiares de fugados y represaliados cuyas muestras genéticas puedan permitir nuevas identificaciones. Quienes puedan tener información relativa a localizaciones de fosas o enterramientos o deseen compartir su testimonio, pueden ponerse en contacto con el Instituto Navarro de la Memoria a través del correo inm@navarra.es.
 

Familiares de Antonio Ferrer. En el centro, sosteniendo sus restos, su hija, Consuelo Ferrer

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