Dice que el dolor de la familia de las víctimas es «inconmensurable» y espera que «tenga el consuelo de que la sociedad ha hecho justicia»
La acusación particular en el juicio por el triple crimen de Cáseda ocurrido del 18 de septiembre de 2018 ha manifestado este viernes que el «ánimo de matar» por parte de los tres acusados, Juan Carlos J.J. padre y sus dos hijos Juan Carlos J.J. y Emilio J.J., aquel día fue «claro».
En la quinta sesión de la vista oral que se celebra en el Palacio de Justicia de Pamplona por esta causa, el letrado ha señalado que la familia de las víctimas no ha acudido estos días al juicio porque «no lo podían soportar» y ha expuesto que «el dolor que tienen es inconmensurable».
Según ha subrayado, «no saben los días que llevaba» el hijo y hermano de las víctimas «sin dormir antes de venir aquí -a declarar como testigo-«. «En nombre de la familia, quiero homenajear a las víctimas y agradecerles -al jurado- que vayan a hacer justicia en su nombre y en nombre de la sociedad; que la familia tenga el gran consuelo de que la sociedad ha hecho justicia», ha manifestado.
En la defensa de sus conclusiones, la acusación particular ha señalado que en el vehículo en el que se desplazaron los tres acusados a Cáseda, a dónde se había vuelto su hija y hermana, para retomar la convivencia con su marido -hijo y hermano de las víctimas-, habían metido «cuatro cuchillos, a parte de las escopetas y las navajas, eso es un arsenal».
El letrado ha indicado que al llegar a Cáseda, «lo primero que hace es golpear» a la hija y hermana y al yerno y cuñado. «¿Eso es hablar?, ¿esa es la intención pacífica?, ¿esa es la manera que entiende de entablar una conversación?», ha planteado.
A su juicio, «el ánimo de matar es claro, disparar con postas a una distancia de dos metros…, después disparar a Cristian otro tiro mortal, un chaval de 16 años que no había hecho nada, y después a 10 metros no le da opción, dispara un tiro y como falla le dispara otro; no dispara al aire, al suelo, a las piernas…».
Sobre la frase «saca, saca» que alguien dijo durante la pelea, ha señalado el abogado que «si lo dijo Juan Carlos padre, uno de los hijos tuvo que sacar la escopeta, y si lo dijo uno de los hijos instan a su padre a sacar el arma». Según ha dicho, el hijo y hermano de las víctimas «no ha dudado nunca de que la persona que dice ‘saca, saca’ es Juan Carlos padre». «Y también hay un testigo que también lo oye», ha dicho, para continuar que «sabe perfectamente lo que le van a sacar e inmediatamente después se oyen los disparos».
Y sobre el argumento de la defensa de que Juan Carlos padre actuó con arrebato, ha indicado que «los informes de la psiquiatra dicen que tiene síntomas depresivos ahora pero que en el momento de los hechos estaba en perfectas facultades intelectivas y volitivas». «El acaloramiento de una pelea no es un arrebato, por lo que no se puede entender una atenuante en ese sentido», ha opinado.
Además, ha señalado que los acusados, tras los hechos, «no se quedan en shock, se van y el padre conduce perfectamente marcha atrás y pone el coche a toda velocidad huyendo del lugar; sabe lo que hace y cómo hacerlo».
Asimismo, la acusación particular ha afirmado que, para que hubiera legítima defensa, es necesaria una agresión externa y sin embargo, ha dicho, «Juan Carlos padre primero agrede -a su hija y a su yerno- y después reta a Fermín -consuegro-. ¿Dónde está además la legítima defensa contra Cristian y contra José Antonio -las otras dos víctimas?», ha dicho.
El abogado ha manifestado que ha visto «algo de arrepentimiento» en el padre pero no en los hijos. «Pero estoy por verlo en el momento, porque lo primero que hacen es huir, no atender a las víctimas», ha dicho, para exponer que si realmente se querían entregar a la Policía «tenían a 200 metros el cuartel de la Guardia Civil de Cáseda». Cuando en la huida se cruzaron con un coche de la Policía Foral no pararon, ha continuado, «les tienen que perseguir varios kilómetros hasta que les alcanzan, eso no es entregarse, eso es que les han cogido; y si me voy a entregar, ¿municiono una escopeta?».
El abogado ha señalado que «los disparos impidieron la defensa, no pueden taparse, no tenían la más mínima posibilidad de defensa».
«ACUERDO PREVIO» ENTRE LOS TRES
Para la acusación particular, existía «un acuerdo previo de todos ellos de ir con objetos y armas» a Cáseda y «con un simple ‘saca, saca’ Emilio sabe perfectamente lo que tiene que sacar», por lo que ha considerado a los tres «coautores» de los hechos.
«Si Emilio estaba en el interior del vehículo y, tras escuchar esas palabras, tiene que sacar la escopeta cargada y ponerla a disposición de su padre… eso está decidido con anterioridad. Hay un concierto previo y un conocimiento de dónde está el arma y cómo está», ha asegurado, para exponer que el hijo y hermano de las víctimas «nunca se ha contradicho» en sus declaraciones y así lo ha relatado.
Sobre Juan Carlos hijo, ha comentado que «se estaba pegando» con su cuñado, pero el cuñado «dice -en sus declaraciones- que le insta a utilizar el arma al decir ‘dispara, dispara\'». «Entendemos que eso está perfectamente acreditado», ha indicado, para señalar sin embargo que la mujer, en sus distintas declaraciones, «ha mentido en varias ocasiones».