Navarra Sur

ONG ambientales piden al Gobierno que descarte el recrecimiento del embalse de Yesa

Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF, junta la Asociación Río Aragón, han reclamado al Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico que descarte la ampliación del embalse de Yesa, […]

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Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF, junta la Asociación Río Aragón, han reclamado al Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico que descarte la ampliación del embalse de Yesa, en el pirineo aragonés porque es «incompatible» con la transición ecológica.

Las ONG han presentado el informe ‘Recrecimiento de Yesa: una apuesta por el pasado que olvida el futuro’ con motivo del cierre del periodo de consulta pública del documento que orientará el Plan Hidrológico de la cuenca del Ebro.

El documento concluye que el proyecto del recrecimiento del embalse de Yesa es inviable desde el punto de vista social, ambiental y económico y por eso, piden al departamento que dirige Teresa Ribera que «descarte para siempre este megaproyecto hidráulico».

Para las organizaciones, este proyecto está fundamentado en la obra civil, no es compatible con la adaptación al cambio climático e ignora la normativa europea. Además, alertan de que pese al ingente gasto de recursos públicos durante los 20 años desde que se adjudicaron las obras, su seguridad sigue sin estar garantizada.

El proyecto busca convertir a Yesa en el mayor embalse de los Pirineos, tras pasar de los 447 hectómetros cúbicos de capacidad actual a 1.079 hectómetros cúbicos, aunque no hay una fecha para su llenado. Mientras, el presupuesto original se ha cuadriplicado, al pasar de 113 a 460 millones de euros por los graves problemas de seguridad y a la imposibilidad de detener el movimiento de las laderas que sostienen la presa, según apunta el informe.

Las seis organizaciones han analizado la obra y sus consecuencias bajo el prisma de la transición ecológica, la emergencia climática y la resiliencia de la economía y ponen estos elementos en relación con su seguridad, la adaptación al cambio climático, y a las afecciones ambientales, económicas y sociales.

El informe sostiene que demuestra que tanto el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico como el Gobierno de Aragón tienen «sobrados argumentos» para descartar el proyecto y «no dar luz verde al llenado de la nueva presa».

En concreto, alegan graves afecciones ambientales, tanto aguas arriba y abajo del pantano de Yesa, como en las áreas de expansión del riego. En su opinión, el proyecto condena a una escasez hídrica perpetua a uno de los grandes ríos del Pirineo, al permitir que se pueda extraer hasta el 88 por ciento del caudal total del río Aragón en Yesa.

Asimismo, añaden que desatiende las obligaciones de la Directiva Marco del Agua y de la Directiva Hábitats, ya que afecta gravemente a uno de los últimos hábitats del visón europeo, declarada «en situación crítica de extinción» y la recuperación de sus poblaciones tiene consideración de «interés general» en la normativa vigente.

Igualmente, exponen que aguas arriba este proyecto ha llevado a la reducción de algunos espacios protegidos por la UE, como son las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y los Lugares de Interés Comunitario (LIC) de la Red Natura 2000 realizadas por el Gobierno de Aragón.

El informe señala al proyecto como «la antítesis de la adaptación al cambio climático», pues va asociado al incremento de la oferta de un recurso escaso y a la expansión de los cultivos de regadío en las Bardenas Reales, lugar poco propicio por ser una de las zonas más áridas de España.

En ese sentido, afirman que la transformación de cultivos de secano en regadío serán la puntilla sobre el serio declive poblacional que sufren las aves propias de los ecosistemas esteparios, y supondrá una grave pérdida de biodiversidad y de calidad de los hábitats agrarios.

Por otro lado, consideran que el recrecimiento de la presa es ineficiente por las sequías cada vez más frecuentes, prolongadas y extremas y agregan también que estimaciones científicas alertan de que en un futuro cercano no habrá agua suficiente para llenar el embalse una vez recrecido. Las estimaciones de reducción son de cerca del 30 por ciento en las entradas de caudales de aquí a 2050, por lo que quedaría sobredimensionado, según un estudio del Instituto Pirenaico de Ecología.

En definitiva, se trata de un proyecto de los años 80, cuando la política agraria alimentaba una demanda de agua sin límites que «no tiene cabida» en la transición ecológica de la política de aguas.

Respecto a la seguridad, las organizaciones ambientales recuerdan que diversos estudios evidencian las graves incertidumbres sobre la seguridad del proyecto. Según un modelo de simulación de profesores de la Universidad de Zaragoza, en caso de deslizamiento masivo de las laderas del embalse (que siguen en movimiento) solo habría 30 minutos para evacuar la localidad de Sangüesa antes del paso del ‘tsunami’ que provocaría una hipotética la ruptura de la presa. Sus efectos llegarían hasta barrios de Zaragoza, a más de 100 kilómetros de distancia.

En definitiva, insisten en que el proyecto es un «obstáculo» para la transición ecológica y la lucha contra la despoblación, ya que lastraría las oportunidades de los pueblos de la zona que basan su economía en el turismo, la cultura y la naturaleza.

Por último, el informe de las ONG, que han remitido al Ministerio, a la Confederación Hidrográfica del Ebro y al Gobierno de Aragón, pide establecer una moratoria al aumento y la expansión de los regadíos en las Bardenas; que apuesten por soluciones respetuosas con el medioambiente y los objetivos de la Directiva Marco del Agua; que se reconozcan por completo los valores ambientales mediante la ampliación de la Red Natura 2000 que protege el río Aragón aguas arriba y abajo del embalse de Yesa.

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