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El Museo Gustavo de Maeztu presenta su próxima exposición temporal ‘Solana. Grabador. Colecciones Fundación Mapfre’

El Museo Gustavo de Maeztu en colaboración con la Fundación Mapfre, expone entre el 5 de diciembre de 2024 y el 2 de febrero de 2025....

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El Museo Gustavo de Maeztu en colaboración con la Fundación Mapfre, expone entre el 5 de diciembre de 2024 y el 2 de febrero de 2025, en la sala de exposiciones temporales, una exposición dedicada al trabajo de José Gutiérrez Solana, una de las figuras más singulares del arte español del siglo XX.

José Gutiérrez Solana (Madrid, 1886-1945) es, sin duda, una de las figuras más singulares del arte español del siglo XX. Tanto su biografía como su obra ponen de manifiesto una peculiar personalidad, irreductible a todo encasillamiento en el marco del panorama artístico tradicional, pues la suya es una trayectoria ajena por igual a las vanguardias –que no ignoraba– y a la tradición académica. Creador de una visión profundamente personal, en sus pinturas, aguafuertes y litografías, así como en sus textos, Solana parece acercarse, sobre todo, a la literatura española de su época.

En el mismo sentido que lo hace Pío Baroja, pero al contrario que el escritor, Solana no se pronuncia sobre ello.

Máscaras bailando cogidas del brazo

1932-33

Cinc, aguafuerte

En la obra de Solana no existe el menor sentido crítico o regeneracionista. Por el contrario, nos muestra, a través de sus temas favoritos, una realidad oscura en la que parece moverse con la mayor naturalidad: procesiones, máscaras, vitrinas, traperos, extraños bodegones, oscuros interiores o mujeres de la vida.

Todos ellos se repiten insistentemente a lo largo de su carrera, contribuyendo a crear una leyenda, que él mismo cultivó, plagada de historias y anécdotas que hablan de un peculiar personaje, que tuvo uno de sus mayores defensores en Ramón Gómez de la Serna, compañero de generación y de tertulias.

 

Mujeres de la vida

1932-33

Cobre, aguafuerte y punta seca

Solana no es la España tradicional oscura y “negra”, por mucho que participe de la tradición que abre Goya en nuestro país, pero tampoco es el camino al arte nuevo. Es más bien la encrucijada, el callejón en el que se agolpan y se superponen distintas visiones de una misma realidad. En él todo es paradójico, todo habla de su lúcida visión de una realidad contradictoria y compleja, como lo es su peculiar forma de entender y encarnar lo español.

La colección de grabados de Solana de Fundación MAPFRE se compone de 26 de los 28 aguafuertes catalogados por Rafael Díaz Casariego y de 4 litografías de las 7 que se conservan. Alguno de los aguafuertes incluye aguatinta y punta seca y forman parte de la tirada realizada por Adolfo Rupérez y Juan Hidalgo a partir de las planchas originales que el artista dejó a su muerte.

 

Casa de dormir.  1932-33

Cobre, aguafuerte

El pintor se inicia en la técnica del grabado hacia 1918, cuando asiste a la Escuela Nacional de Artes Gráficas en Madrid, si bien la mayoría de sus grabados y litografías los estampa en el taller de Castro-Gil a principios de los años treinta. Después, durante la guerra civil, realizó en Valencia tres litografías más.

Casi todas las estampas de Solana remiten a un modelo pintado, (y a veces también a uno escrito), del que dependen directamente, y ambos, óleos y grabados, presentan el repertorio típico del artista, entre los que se encuentran tipos populares, mendigos, traperos, mujeres de la vida o máscaras.

Tal es el caso de Mujeres de la Vida (c.1932-133), Trapera (c.1932-33) o Casa de dormir (c.1932-33), por citar algunos ejemplos, así como las numerosas estampas con el tema de las máscaras, que no es otro que el del carnaval que tanto fascinó al artista. El carnaval, etimológicamente viene de “carnelevare”, es decir, quitar carne, supresión de esta, y va unido, sobre todo, al uso de un disfraz que oculta el rostro. Esta máscara tuvo en principio un origen funerario que enlaza, cuando se trata a través de un disfraz, con lo fúnebre y lo grotesco, o lo ridículo. Solana se vale de este instrumento para tratar estos aspectos de la existencia, pero a la manera de Goya no transmite ningún juicio moral, simplemente nos presenta este mundo, para que nosotros, espectadores, lo contemplemos.

La entrada a esta exposición es gratuita y puede visitarse de martes a sábado, de 9:30 a 13:30; domingos y festivos, de 11:00 a 14:00 horas.

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