Burgos- Iruña, 10 de julio de 2020
La Guardia Civil ha desarticulado una red de falsas empresas que estafaba botellas de vino a través del timo de nazareno. Con base de operaciones en La Rioja, la red utilizó dos empresas ficticias conectadas entre sí -una ubicada en Madrid y otra en Valencia- para cometer las estafas y para complicar la posible investigación crearon ramificaciones en Navarra, Lugo, Valencia, Toledo y Madrid.
La Guardia Civil ha logrado recuperar en Zaragoza y Navarra parte del vino sustraído, en concreto 3.160 botellas de vino y 60 envases de cinco litros, producto que ya había sido reetiquetado para su introducción en el mercado.
La Benemérita ha informado de que la operación, denominada ‘Dolio’, se ha saldado con nueve detenidos y otros dos investigados de entre 34 y 81 años como autores de los delitos de blanqueo, estafa, falsedad documental, contra la propiedad industrial, receptación y pertenencia a organización criminal.
Según han precisado las mismas fuentes, el modus operandi era el timo del nazareno, por el que llegaron a conseguir 125.000 botellas de una empresa vinícola localizada en Burgos. A través de alguna de las 90 empresas ficticias que crearon los ahora detenidos encargaban el vino a la empresa proveedora, que admitía el cobro en pagarés.
Una vez entregado el producto pactado, que supera los 129.300 euros, la empresa víctima comprobó que todo había sido una operación fraudulenta ya que esos pagarés carecían de fondos.
Para ejecutar la estafa realizaban la misma estrategia que consistía en crear una empresa ficticia y elegir un comercio suministrador de mercancías. Según explica la Benemérita, al principio, solían hacer pequeños pedidos y pagar al contado para ganarse la confianza de las víctimas potenciales y ya más adelante realizaban grandes suministros de mercancía y aplazaban el pago. Una vez recibido el encargo, «de manera repentina», se llevaban el género facturado y desaparecían sin abonarlo.
Posteriormente, la organización cambiaba las etiquetas y revendía el vino estafado por valor superior tras darle una apariencia de mejor calidad.
Las 90 empresas ficticias no tenían actividad comercial ni patrimonio conocido, se usaban como sociedades instrumentales para blanquear el beneficio económico de las ventas ilícitas de los productos vinícolas.
La Benemérita asegura asimismo que el grupo de estafadores estaba «perfectamente organizado» y contaba con una estructura jerarquizada en la que cada miembro tenía «funciones específicas y concretas» en el desarrollo de las actividades ilícitas.
Las diligencias instruidas han sido entregadas en el Juzgado de Instrucción Nº 3 de Burgos.