En una tarde cargada de tensión competitiva y necesidad clasificatoria, el Castillo de Gorraiz Valle de Egüés firmó en Logroño una victoria de enorme mérito ante un rival directo como el Logrobasket Logi7. El 75-81 final no solo refleja el esfuerzo visitante, sino también la creciente solidez de un equipo que, de la mano de un inspirado dúo Potier–Knotek, vuelve a presentar credenciales en la lucha por escalar posiciones antes del parón navideño.
El arranque no pudo ser más adverso para los navarros. Pese a mostrar insistencia en sus primeras ofensivas, el conjunto de César Rupérez se vio superado por la energía local, que abrió el duelo con un contundente 12-4. La reacción visitante llegó pronto, reduciendo la renta a tres puntos (18-15), pero un nuevo estirón de los riojanos fijó un preocupante 25-15 al cierre del primer acto.
Sin embargo, el guion del partido dio un vuelco en el segundo cuarto. El Castillo de Gorraiz Valle de Egüés salió con otra cara: más firme, más agresivo y, sobre todo, más acertado. En apenas dos minutos y medio, los visitantes ya habían reducido la brecha a dos puntos. Logrobasket volvió a golpear para retomar una ventaja de siete, pero entonces emergió la figura de Knotek, que con dos triples consecutivos devolvió el mando a los de Sarriguren (33-35). Su tercer triple del periodo permitió a los navarros marcharse al descanso por delante (40-41), síntoma inequívoco del nuevo aire que había tomado el choque.
El tercer cuarto confirmó la tendencia. Una acción de cuatro puntos de Calvo impulsó aún más a un equipo que, por primera vez en la tarde, parecía controlar el pulso del partido. Logrobasket trató de reaccionar, empujado por su afición, pero cada intento encontraba respuesta en un conjunto navarro que mostró temple en los momentos calientes: un triple de Potier, una canasta de Yárnoz y varias defensas de mérito mantuvieron a raya a los locales durante un tramo del encuentro marcado por las imprecisiones y los nervios.
Con un 54-58 en el marcador, el último cuarto se presentaba abierto. Logrobasket redujo rápidamente la diferencia (57-58), pero Djery y Yárnoz volvieron a dar aire a los de Egüés. Y entonces, otra vez, apareció la mano salvadora de Knotek: quinto triple, y poco después sexto, este último ya en la recta final, para sostener a un equipo que tuvo que lidiar incluso con dos técnicas señaladas a su banquillo. Con el partido igualado a tres minutos del final (70-70), cada posesión se convirtió en una batalla.
Potier pareció sentenciar con una canasta que ponía el 72-79, pero un triple de Montero a 44 segundos del cierre devolvió la incertidumbre a Logroño. Fue, de nuevo, Potier quien asumió la responsabilidad y, con un lanzamiento decisivo, certificó un triunfo tan trabajado como necesario.
Una victoria que reafirma la mejoría del Castillo de Gorraiz Valle de Egüés, que respira en la tabla y se conjura para las tres últimas jornadas del año con la confianza renovada. Porque partidos como este, en escenarios como el de ayer, marcan el carácter de un equipo. Y en Logroño, los de Rupérez demostraron tenerlo.






